Anatomía de un instante, de Javier Cercas

Dieciocho horas y veintitrés minutos del 23 de febrero de 1981. (...) pistola en mano, el teniente coronel de la guardia civil Antonio Tejero sube con parsimonia las escaleras de la presidencia del Congreso (...) ¡Silencio! –alguien grita- ¡Quieto todo el mundo! –alguien grita- ¡Al suelo todo el mundo! (...) Mientras las balas arrancan del techo pedazos visibles de cal... En cuanto al presidente Suárez, regresa con lentitud a su escanyo, se sienta, se recuesta contra el respaldo y se queda ahí, ligeramente escorado a la derecha, solo, estatuario y espectral en un desierto de escaños vacíos.

El gesto más obvio que contiene el gesto de Suárez es un gesto de coraje; un coraje notable.

Lo que sí sabia todo eel mundo es que aquel invierno el país entero respiraba una atmósfera de golpe de estado.

A pesar del sigilo con que se urdió el golpe, la víspera del 23 de febrero algunos lectores avisados supieron que el día siguiente era el gran día: la portada con que el domingo 22 abría sus páginas El Alcázar mostraba una foto (...)

Así que en los últimos días de 1980 y los primeros de 1981 la realidad en pleno parece conspirar contra Adolfo Suárez (o Adolfo Suárez siente que la realidad en pleno conspira contra él): los periodista, los empresarios, los financieros, los políticos de derecha, de centro y de izquierda, Roma y Washington.

Aquests són fragments del llibre Anatomía de un instante, de Javier Cercas. Un llibre interessant, ben escrit, que contagia la necessitat de continuar llegint pàgina rere pàgina per anar descobrint peça a peça, mil·límetre a mil·límetre què va passar, o l'autor intueix o ens convida a creure que va passar, mesos abans del 23 de febrer de 1981, el dia 23 de febrer i els dies i mesos següents.
Una anatomia vista des de diferents punts, com si diferents càmares enfoquessin diferents punts d'un mateix plànol. Un tot que l'autor secciona, part a part, membre a mentre. Us el recomano.

I, en casos de gravetat com aquest,... no podem abandonar-ne, ni el record, ni l'humor...